viernes, 11 de marzo de 2011

EXTRATERRESTRES O INTRATERRESTRES

Aunque busqué en los diccionarios más comunes y en internet la palabra Intraterrestre, no la encontré, sin embargo creo que es la palabra más representativa al momento de identificar o explicar lo que a continuación expongo.
Como continuación del primer artículo que escribí en este blog sobre Ovnis y Encuentros Cercanos, “Una experiencia muy personal”, me veo en la obligación de complementar las hipótesis ahí mencionadas con las siguientes reflexiones:
·         Desde un tiempo a esta parte me he ido convenciendo cada vez más que los Ovnis no tienen porqué ser luminosos, tener o generar luz propia como las estrellas o ser reflejados por el sol en la noche, como los planetas.
·         De hecho, como mencioné en anterior artículo, todo vehículo volador conocido por nosotros es de metal o de algún símil de material opaco, como los aviones, helicópteros, cohetes, transbordadores y/u otros artilugios voladores creados por nosotros, los humanos.
·         Por lo tanto, debiéramos asumir también que los Ovnis (de existir como tales), en general debieran ser opacos y por tanto en virtud de su tamaño, distancia relativa a la tierra y su afán de no ser descubiertos (sino ya se hubiesen presentado), no debieran ser perceptibles al ojo humano.
Esta teoría de la “opacosidad” explicaría muchas otras cosas, como las que siguen:
Obviamente al no ser luminosos, no será posible percibirlos y detectarlos durante el día, ni menos durante la noche, excepto a la hora del ocaso como ya he mencionado en anterior relato, pues la posición de los rayos solares respecto a la cercana distancia relativa de la posición de los Ovnis respecto a nuestra bóveda celeste o atmosfera, permitiría su reflejo temporal, como al parecer ya lo hemos comprobado.
Días atrás realice una nueva suerte de experimento con uno de mis hijos y un amigo, ambos intelectualmente muy serios y confiables. Nos propusimos observar un atardecer en nuestro hermoso balneario de Viña del Mar, para mayor precisión en las inmediaciones de la playa Cochoa y esperar como humorada algún acontecimiento anormal que aconteciera.
El cielo estaba diáfano y de transparentemente azul claro, leves brumas se veían en el horizonte. Mayúscula fue nuestra sorpresa al comprobar que junto con esconderse nuestro adorado e imprescindible astro rey en el horizonte marino, apareció al costado izquierdo y levemente por sobre el horizonte de esta puesta de sol, un objeto que resplandecía. Este creció también levemente, extendiéndose como si fueran dos llamaradas de un cohete con un lucero en la punta (entiéndase lucero, como una estrella o esfera luminosa), subió suavemente, casi en forma imperceptible en dirección inversa a la puesta del sol, luego al cabo de unos cinco o diez minutos comenzó a desaparecer, primero las que parecían colas luminosas o llamaradas, y luego el lucero que mantuvo su reflejo por un par de minutos más. Todo esto ocurrió mientras los rayos solares también se desvanecían en el horizonte.
Nuestra incertidumbre fue total, no tuvimos ninguna explicación racional, sin embargo, los tres coincidimos que no había sido el reflejo de una estrella, ni un planeta, puesto que no avanzó en la dirección de la puesta de sol, sino en sentido contrario, y probablemente tampoco sería un reflejo atmosférico, pues era un objeto con su contorno complemente definido y delineado.
Esta experiencia yo ya la había tenido años atrás, con mayor claridad y tamaño del objeto observado. En esa oportunidad me propuse observar con mayor detenimiento toda puesta de sol que pudiera experimentar con un día despejado y máxima tranquilidad (como de vacaciones). Este fenómeno me llamó mucho la atención, sobre todo por el hecho que el objeto observado no seguía la dirección de la puesta de sol, sino que en esa oportunidad, además de mostrarse con un tamaño muchísimo mayor, se mantuvo en la misma posición por unos diez o quince minutos posterior al ocaso, hasta desaparecer el reflejo y quedar finalmente por otros cinco minutos más, solo un objeto esférico opaco.
Otro tema importante de mencionar sobre esta teoría, es que los actuales telescopios no tienen porqué percibirlos. Todo aquel que ha tenido el privilegio de observar la bóveda celeste con un telescopio moderno y de gran tamaño, se ha dado cuenta que éstos instrumentos, para mantener la posición de las estrellas, planetas y otros cuerpos celestes observados, se van moviendo automáticamente en sentido inverso a la rotación de la tierra, de manera de mantener fijo el objeto en observación. De esta forma no es posible enfocar a un objeto minúsculo que esta fijo (dentro de la bóveda celeste), ya que se desenfocarían en cosa de segundos por el movimiento automático del instrumento de observación.
Finalmente, ¿por qué se han presentado avistamientos luminosos y tan espectaculares? Es para mí todavía un misterio, pero creo que esas experiencias que yo también he tenido el privilegio de presenciar, corresponderían a fenómenos excepcionales y no deseados por estos “visitantes” (por nombrarlos de alguna manera). Mi impresión es que pueden ser situaciones extremas, accidentes, anomalías e inclusive desperfectos técnicos (si se pueden llamar así), que sugieren situaciones no deseadas por dichos visitantes.
Todo esto para dar sustento a una nueva teoría sobre estos “visitantes”:
¿Por qué se habla siempre de extraterrestres?, ¿qué acaso en 1.000 años más de evolución, si la civilización humana aun existe, no seremos capaces de alterar el tiempo y la distancia para viajar en una ecuación relativa a la velocidad de la luz, como lo sugirió alguna vez nuestro venerado Einstein y con ello, transformar la materia en luz, viajar hacia atrás en el espacio tiempo y luego volver a ser materia? (Esto me recuerda nuevamente al Enterprise de la película “Star Trek” y el desplazamiento de la tripulación a otros planetas. La ciencia ficción o anticipación ha sido siempre muy asertiva al momento de avanzar estrepitosamente en el tiempo, sobre todo en términos tecnológicos).
Sí la vieron y recuerdan (1966), efectivamente también nos maravillamos cuando esa misma tripulación sacaba un celular (recuerdan el intercomunicador con forma de celular almeja), lo habrían y se comunicaban con la nave a miles de kilómetros de distancia, sin ningún cable o problemas. Ese celular almeja, a la fecha ya está bastante obsoleto y han pasado menos de 50 años.
Bueno, intenten imaginar que sucederá en mil años más hacia el futuro (obviamente si  existimos aún como humanidad), al menos a mí, no me suena muy descabellado pensar que deberían poder viajar en el espacio y en el tiempo.
Esto explicaría muchas otras cosas, como por ejemplo, si fuesen viajeros del futuro, el hecho de no querer presentarse formalmente, ya que su presencia, no solo podría provocar las famosas “paradojas del tiempo”, sino que las grandes potencias estarían demasiado deseosas de conocer anticipadamente estas nuevas tecnologías y no cuesta imaginar el nefasto resultado al que estaríamos expuestos si ello sucediera (también lo han anticipado algunas novelas y películas de ficción).
Por supuesto que cualquier intervención, por mínima e intrascendente que sea para nosotros, puede significar un cambio radical en el desarrollo del futuro humano y por consiguiente se hace un imperativo ético, moral y trascendental (valores que pocos líderes mundiales tienen en la actualidad), no intervenir absolutamente nada del presente.
Por tal motivo no pueden presentarse, no pueden intervenir, no pueden ser identificados y las veces que así ha sucedido, obviamente no habrá sido por iniciativa propia. La interrogante que queda entonces es ¿a qué vienen?¿a estudiarnos para aprender del pasado?¿a advertir a algunos privilegiados sobre situaciones no propicias para su propia evolución?
Bien, todo esto es solo una teoría, pero dentro de las tantas especulaciones sobre las observaciones de los ovnis, esta es una más y no por ello menos posible de acercarse a la realidad. Aquellos que descarten de plano esta teoría, seguirán teniendo el trabajo de explicar el porqué de los extraterrestres y porque solo se avistan y no se presentan.
Descartando de plano los llamados fenómenos ópticos y paranormales, creo que otras teorías, como las de viajeros de otras galaxias, universos paralelos, pacificadores galácticos, invasores por falta de sustentabilidad planetaria, etc. tienen mucho más de ficción que la teoría que aquí he presentado.